Ciencia Olímpica: La Natación
La natación siempre ha sido uno de los deportes más llamativos y emocionantes en la historia de las olimpiadas. Sin ir más lejos, todos recordamos la sensación que fue Michel Phelps en los juegos de Beijing con sus 8 medallas de oro.
Las competencias de natación fueron históricas en Beijing en parte gracias a la gran cantidad de marcas mundiales y olímpicas que fueron batidas: 21 records mundiales y 30 records olímpicos. Inclusive varios competidores que no ganaron oro, rompieron record. Algo muy impresionante y nunca antes visto, pero ¿a qué se debió este inusual número de records?
¿Qué factores intervienen en los records?
Cada año los records se vuelven más y más difíciles de romper. Hemos llegado al punto donde los records se rompen solo por unas pocas milésimas de segundo. ¿Estaremos cerca de llagar a nuestro límite como seres humanos? Es posible, pero la discusión da para mucho. Aquí es donde entra en juego la tecnología, para ayudar a los deportistas a superarse a sí mismos.
En algunos deportes el factor tecnológico es bastante obvio, como en las carreras de ciclismo, que requiere una bicicleta rápida y aerodinámica, o el tiro con arco, donde es esencial un arco que de estabilidad, precisión y suavidad al disparo. En cambio en otros deportes el factor tecnológico no es tan importante, como en las competencias de atletismo, en las artes marciales o en las carreras de velocidad. No importa cuanta tecnología le pongan a sus tenis, pocos pueden hacer competencia a los velocistas Kenianos.
Podríamos pensar que la natación debería caer en esa última categoría, donde el factor tecnológico no es importante, pero si creyéramos eso estaríamos en un grave error. La tecnología influye bastante en la natación, y va más allá de diseñar buenas barreras entre los carriles.
Cuando uno es nadador profesional, básicamente hay 2 cosas que puede hacer para mejorar sus tiempos. La primera evidentemente es seguir entrenado, mejorar la técnica, la condición y el poder. La otra es reducir su arrastre.
Toda persona que alguna vez haya practicado natación sabe que cuando toma velocidad, el agua ejerce una fuerza de arrastre sobre el cuerpo. A diferencia de otras fuerzas resistivas como la fricción, la fuerza de arrastre depende de varios factores, como la velocidad que lleva el nadador, la forma de su cuerpo, el área transversal de su cuerpo o cualidades hidrodinámicas de su piel y su traje.
Hay varias formas de reducir la fuerza de arrastre. La más sencilla es mejorar la técnica y mantener los pies cerca de la superficie, pues eso reduce el área transversal del cuerpo. Pero cuando la técnica ya está suficientemente trabajada, los científicos pueden ayudar diseñando trajes especiales.
Estos trajes son diseñados con materiales que se deslizan por el agua con más facilidad que la piel humana. Además, deben proveer al nadador con una buena fuerza de flotación, pues de esa forma el nadador gastará menos energía para mantener su cuerpo cerca de la superficie.
Los trajes se diseñan con mucho cuidado. En 2008, el traje más avanzado era el Speedo LZR (pronunciado como “laser”), diseñado usando modelos de dinámica de fluidos por computadora y probado en los túneles de viento de la NASA. ¡El traje funcionó de maravilla! La semana de su lanzamiento (13 de Febroero de 2008) se batieron 3 records por nadadores usando el traje. En Beijing ¡98% de las medallas fueron ganadas por nadadores que usaban este traje! Ven como si influye la tecnología.
El secreto del traje se encontraba en que tenía paneles de poliuretano en algunas partes del cuerpo, que atrapaban aire para aumentar la fuerza de flotación del nadador. Esto llevo a varios competidores a empezar a usar dos o más trajes para aumentar el efecto. Algunas personas empezaron a decir que se estaba cometiendo un “doping tecnológico”. Otros trajes siguieron el ejemplo, y pronto salieron trajes como el Arena X-Glide, hechos completamente de poliuretano. El nadador se volvía prácticamente impermeable al agua, cubriendo todo su torso y piernas. El nadador podía llegar, romper un record, y salir ¡sin haberse mojado!
Los records siguieron cayendo y la necesidad de cambiar el reglamento con respecto a estos trajes creció. En Marzo de 2009 la FINA (Federación Internacional de Natación) cambió el reglamento. Se colocaron límites al grosor y fuerza de flotamiento de los trajes. Ahora los trajes no tienen permitido cubrir la espalda, el cuello, ni las rodillas. Además, se estableció que los trajes debían estar hechos con materiales completamente textiles, sin nada de poliuretano.
A pesar de a ver cambiado las reglas, todos los records establecidos con los polémicos trajes se conservaron, así que no se sorprendan si en estas olimpiadas no se rompen tantos records. Claro que la palabra “textil” es un poco ambigua, así que seguramente los científicos no tardarán en encontrar un nuevo material ideal para hacer más trajes inteligentes.