18 de agosto de 2018

 

El campeón europeo de 200 metros de Europa, Bruno Hortelano, se encuentra actualmente en la cresta de la ola, habiendo establecido récords nacionales tanto para los 200 metros como para los 400 metros esta temporada. El joven de 26 años profundiza tanto en su pasado como en su presente para explicar su pasión por correr rápido.

 

Recuerdo que primero me inspiré para correr después de ver a Maurice Greene demoler el campo de los 100 metros en los Juegos Olímpicos de Sydney. Poco después recuerdo, como estudiante de tercer grado, superando a los niños de cuarto y quinto año en el patio de la escuela y pensando: 'Guau, creo que soy bastante rápido'.

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Al crecer en la pista en la altamente competitiva región de Toronto (donde se crió Hortelano), recuerdo haber enfrentado a Aaron Brown (el medallista de bronce olímpico de 4x100m) y muchos otros que luego se convirtieron en velocistas de nivel internacional. Aunque estaba lejos de ser el niño más exitoso, no renuncié.

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Mi padre me animó a centrarme en mejorarme a mí mismo, lo que estaba bajo mi control, en lugar de a los demás corredores. Es por eso que siempre hicimos un gran negocio con los PB y las mejoras personales, que siempre generaron grandes momentos de celebración. Ahora, años después, mientras respeto a todos mis oponentes, no les temo a ninguno de ellos.

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Es difícil determinar qué es lo que me impulsa a correr porque es, en parte, una decisión emocional. Un factor es el deseo de superar mis propios límites. Disfruto de la responsabilidad de competir en un deporte individual tan objetivo, pero cuando me desempeño bien, es importante reconocer el papel clave que otros han jugado en mi viaje. También es tan importante recordar que debo aceptar el fracaso si no me está yendo bien, lo cual creo que me ayuda a madurar como persona y como atleta.

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En septiembre de 2016, tuve un grave accidente automovilístico días después de regresar de los Juegos Olímpicos de Río, sufriendo una gran herida en mi cabeza, una mano catastrófica con riesgo de amputación y lesiones generales en el cuerpo. Después de seis meses de cirugías y rehabilitación, perdí gran parte de mi masa muscular y el tono. Los rasgos que obtuve de mi educación fueron invaluables en mi determinación de superar mis lesiones y trabajar duro día tras día para volver a la competición.

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Mientras algunos expertos cuestionaban mis posibilidades de éxito, me comprometí a volver incluso más rápido que antes. Y así lo hice. En 2018 rompí los 200 millones y los 400 millones de discos españoles en mi temporada de regreso, demostrando que todo es posible si crees lo suficiente y trabajas duro para ello.

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Correr rápido me permite sentir una dicha absoluta y disfrutar plenamente el momento presente en lugar de preocuparme por el pasado o el futuro. Esa sensación de paz absoluta que obtengo al correr es algo así como una experiencia espiritual y me permite sacar todas mis dudas, miedos e inseguridades de mi mente.

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Sprint me da la sensación de buscar mis límites de una manera muy tangible. Me hace sentir vivo. Sería feliz con la vida si algún día pudiera mirar hacia atrás en mi carrera atlética y decir que realmente perseguí lo que amaba y que amplié mis habilidades y descubrí mis límites.